martes, 6 de septiembre de 2016

fotos que me hacen (1)


De vez en cuando me hacen fotos. Estando de vacaciones, con la familia, con amigxs, durante viajes, en casa, en talleres que hago. No me importa en absoluto que me las hagan. A veces incluso me gusta. Creo que no soy especialmente maniático ni me preocupa demasiado pensar si salgo bien o no en ellas, si me veo guapo o feo. Es verdad que tengo mis pequeñas manías sobre cómo me gusta salir en las fotos, pero creo que no son muchas y que no son muy serias.

De esas fotos que me hacen hay algunas que me gustan especialmente. Imágenes en las que me reconozco o en las que la gente que me conoce bien dice que me reconoce. No porque se me vea la cara y se vea quien soy, sino porque realmente se reconoce en ellas quién o cómo soy. Hace tiempo que pienso que un buen retrato no es aquel en el que alguien sale bien o mal, sino aquel en que la persona retratada se reconoce a sí misma y se siente cómoda al verse. Me gusta pensar que, de algún modo, estas fotos que me hacen y que me gustan son autorretratos que en lugar de hacerme yo me hacen otras personas...

Ésta es una de esas fotos. Me gusta mucho. La he usado muchas veces, por ejemplo aquí, cuando quiero presentar cosas (proyectos de talleres, webs, envíos de trabajo, currículums más o menos informales...) en las que haya una imagen mía que no quiero que sea una típica foto de carné. Me la hizo mi sobrino Óscar en 2007 durante unas vacaciones que compartimos en Lanzarote. Él tenía seis años.

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