lunes, 29 de agosto de 2016

Albarracín y Gervasio

No recuerdo, aunque he intentado hacer memoria muchas veces, cómo ni dónde me enteré de que se iba a celebrar el primer Seminario de Fotografía y Periodismo de Albarracín. Lo que sí sé con seguridad es que aquel cartel que vi en algún sitio o aquel folleto que encontré no sé dónde, supuso una de esas casualidades inesperadas que te cambian la vida... (que te la cambian para muuuy bien...)
El primer 'albarracín' fue en diciembre de 2001. Hacía un frío descomunal, exagerado, como de mal gusto, de no saber estar. Tanto frío hizo que a partir del año siguiente quienes lo organizaban decidieron cambiar las fechas del seminario de primeros de diciembre a finales de octubre para que quienes no somos de allí sobreviviéramos.
Aquellos pocos días viendo fotos y oyendo hablar de fotos hicieron que la cabeza se me diera la vuelta. Me encontré con un montón de gente interesada en la fotografía: un buen grupo de profesores y más de un centenar de alumnxs. Para mí fue tan catártico que a partir de ese año no me he perdido ninguno de los seminarios. A estas alturas, con el de este año van 16, ya ni siquiera miro el programa, ni quienes van a ser lxs ponentes, ni de qué se va a hablar. Llegan estas fechas y me apunto a 'albarracín'. Es como un ritual de comienzo de curso. Después del verano y de unas cuantas semanas de septiembre y octubre en que me organizo el año, inicio talleres, preparo trabajo, etc. los cuatro días de octubre en Albarracín son los que me marcan el inicio del invierno, es cuando saco de verdad la ropa de abrigo y cuando cierro definitivamente el verano.
Y la vuelta a casa también me sienta siempre muy bien. Regreso con un sentimiento raro, pero que ya conozco bien, que es una mezcla de qué desastre soy con mi cámara y qué pocas fotos hago, y al mismo tiempo, qué maravilla la cantidad de ideas que me llevo de aquí y todo lo que he visto y todo lo que he aprendido y todo lo que he oído...


Toda esta especie de apología del Seminario de Albarracín viene hoy a cuento por dos motivos:

- El primero, claro, es que por estas fechas se abre (creo que lleva ya unos cuantos días abierto) el plazo de inscripción para el 'albarracín' de este año. He animado durante estos años a mucha gente a que se apunte y, de hecho, son muchas las personas que por un motivo o por otro han acudido a Albarracín 'por mi culpa': amigxs, alumnxs de mis talleres... Este año es del 22 al 25 de octubre. Aquí está el programa definitivo y aquí el formulario de inscripción.

- Y el otro motivo es que hoy, otra de esas casualidades que a veces me sirven de excusa y me vienen bien para escribir en este blog, es el cumpleaños de Gervasio Sánchez.

Foto :: Diego Sánchez, hijo de Gervasio

Gervasio es uno de mis grandes descubrimientos en Albarracín. Es la persona que coordina el seminario (con la colaboración, fundamental, necesaria, eficaz, de Sandra Balsells) y es quien ha sido capaz de darle el carácter que tiene y que dura ya, con éste, dieciséis años.
Había visto fotos suyas y había leído algún texto antes del primer albarracín, pero reconozco que me hice un incondicional suyo desde el minuto uno en que le vi 'en acción'. Me gusta su trabajo, claro, me gusta cómo fotografía, cómo cuenta el conflicto, el desastre y la tragedia sin abusar de la casquería, que parece ser que es lo que vende más periódicos...

Esta foto de unas mujeres pasando sobre un puente durante la guerra de Yugoslavia, por ejemplo, es para mí una de las fotos más terribles que conozco relacionadas con un conflicto. No hay sangre, no hay violencia explícita. Simplemente, ¡simplemente!, muestra el horror llevado a la cotidianidad de esas mujeres.


Me gustan sus fotos y creo que, sobre todo, admiro profundamente su compromiso con su trabajo, su acompañamiento a las personas a las que fotografía, y su insistencia, cada vez que tiene ocasión de asomarse a un micrófono, en denunciar a los gobiernos, en particular a los españoles, que trafican con armas, que generan los conflictos y los mantienen, que se lucran con ellos... Quizá el mejor ejemplo de estas cosas es su proyecto Vidas minadas, sobre las minas antipersonas y la gente a la que afecta.

Sofía con 14, 19 y 24 años

Ha fotografiado a cientos de víctimas y a algunas de ellas, como a Manuel, a Adis o a Sofia, les ha acompañado en estos últimos años fotografiando su vida y sus esfuerzos por vivir con normalidad a pesar de haber sido víctimas de una mina.

Gervasio con Adis y Manuel en la exposición organizada en el Cervantes de Madrid a finales de 2007

En fin, sirva esta entrada en mi blog como felicitación a Gervasio por su aniversario y, sobre todo, por su trabajo.

¡Nos vemos en Albarracín!
;o)

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